La paella se ha convertido en el plato más diverso de nuestra cocina. Aunque empezó siendo una receta valenciana, cocinada exclusivamente con ingredientes de esa comunidad (anguila, conejo, garrofón o caracoles), poco a poco ha ido conquistando otras provincias y, ahora mismo, es imposible encontrar una localidad española en la que no esté presente.

El mayor enemigo a la hora de preparar un arroz en casa es la falta de tiempo. Y si a alguien se le ha ido la mano con la sal, puede que haya remedios, pero el mejor remedio siempre acabará siendo volver a empezar.

La paellera como tal no existía

Antes de entrar en materia. La palabra que empleamos para referirnos al recipiente más común utilizado para preparar arroces debería ser paella, y no paellera. Este término lo acabó aceptando la Real Academia de la Lengua hace unos años tras comprobar que era empleado por la mayor parte de la población. Pero realmente y, aunque suene raro, cuando preparamos este tipo de arroz valenciano lo que hacemos es cocinar una paella en una paella.

El arroz en números

En España se producen aproximadamente 720.000 toneladas de arroz al año. El 60% de la producción corresponde a la variedad índica (grano alargado) y se va fuera; el 40% restante es de la variedad japónica (grano redondo) y se queda en casa. El consumo medio por persona se sitúa en torno a los 7 kilos al año, en las casas españolas se cocina una o dos veces a la semana y, como costumbre, suele reservarse para el fin de semana. Este grano crece en terrenos salinos que necesitan ser anegados. De hecho, es la única planta de cultivo que puede crecer inundada. Si el nivel de agua baja con rapidez, la sal aumenta su densidad y perjudica a las plantas.

Propiedades nutricionales

El arroz es un alimento energético que posee un alto contenido en carbohidratos. Además, es altamente proteínico, ya que contiene ocho aminoácidos imprescindibles para nuestro organismo. También es rico en minerales (hierro, calcio, magnesio, fósforo, zinc, cobre, selenio, potasio) y escaso en sodio y en vitaminas del grupo B (tiamina, riboflavina, niacina, ácido fólico) y E. Por si fuera poco, además carece de colesterol y de grasa, es fácil de digerir y es apto para celíacos.